A 30 de Septiembre de 1850.- Cada botón florece una vez sola, y cada flor tiene un único minuto de belleza perfecta. Así también, en el jardín del alma, cada sentimiento tiene su minuto de floración, es decir, su momento único de gracia bien abierta y de radiante majestad. Cada astro, durante la noche, pasa una vez tan sólo por el meridiano, sobre nuestras cabezas, y no brilla en ese lugar sino un instante, así en el cielo de la inteligencia, sólo hay, me atrevo a decirlo, un solo instante cenital para cada pensamiento, un solo instante en que la inteligencia culmina y brilla con todo su resplandor y en toda su grandeza soberana. Artista, poeta o pensador: ¡apresa tus ideas y tus sentimientos en ese punto preciso y fugitivo, para fijarlas o eternizarlas, porque ése es el momento supremo! Antes de ese instante, no tenías sino bosquejos confusos o presentimientos oscuros de ellos, y después de ese minuto sólo tendrás reminiscencias pálidas o arrepentimientos impotentes. Ese instante es el del ideal.
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"Rechazar la cruz es hacerla más pesada."
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" Nada me parece tanto al orgullo como el desaliento."
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El despecho es una cólera que tiene miedo de mostrarse; es un furor impotente, que se da cuenta de su impotencia
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"En la conducta de la vida, los hábitos hacen más que las máximas, porque el hábito es una máxima viviente, convertida en instinto y en carne. El hecho de reformar las máximas, nada significa; es sólo cambiar el título del libro. Lo que importa es adquirir nuevos hábitos, porque esto es llegar a la substancia de la vida. La vida es sólo un tejido de hábitos. "
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Enrique Federico Amiel
S.B.
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