A UN SEÑOR MUY RICO
PARA QUE NOS REGALE UNA CASA
Jamás he visto a nadie, señor, en sus ventanas.
¡Siempre el gris antipático de herméticas persianas!
Nunca, por las mañanas, la cofia azul o rosa
de una mujer bonita, alegre y hacendosa.
El vetusto jardín se muere flor a flor;
inútilmente eleva su chorro el surtidor;
como allí no hay criaturas que lo pueblen de trinos,
ni siquiera gorriones saltan por los caminos.
Señor; en el divino orden del universo,
mi corazón, mis labios, se mueven para el verso;
tu, para amontonar la riqueza sin tasa;
yo te daré mi música a cambio de tu casa.
respetaremos todas tus magníficas cosas,
rozaremos apenas los muebles y las rosas...
Yo siempre estoy soñando y ella siempre está quieta...
¡Señor, te lo pedimos un hada y un poeta!...
S.B.
Baldomero Fernández Moreno
Argentina
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