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domingo, 8 de mayo de 2016

POEMA: Boris Elkin.



AGUAS TURBIAS


No la insultés, muchacho.
¿Te creés, porque es ramera,
que ya  tenés derecho a pisotearla
y decirle de todo para ofenderla?
¡Estás equivocado! Ella merece
igual respeto que tu madre misma,
porque nació mujer; igual que todas.
Y si es mala..., también pudo ser buena.
¿Que ahora la vida le torció su rumbo
haciéndole agarrar por mala huella,
y anda vendiendo besos y caricias
como quien vende alcohol, tabaco o yerba?
Quién sabe si la culpa de su desgracia
no se debe a nosotros más que a ella,
que validos de astucias y de engaños
deshojamos la flor de su inocencia...
Y después..., cuando está bien palanqueada,
 la echamos a la calle puerta afuera
para que le ponga sus caricias sucias
el primero que venga...
Y ya ves como aquello que bien pudo
ser fuente de agua dulce, limpia y fresca,
ahora es triste charquito de aguas turbias
que revolvieron las pezuñas nuestras...
Pero a veces, cuando un sol de enero
parece que nos tuesta
y andamos afiebrados por el camino
con la garganta seca,
nos vamos al charquito de agua sucia,
doblamos las rodillas junto a ella
y, tomando por boca y por narices,
la encontramos tan linda al agua ésa
que es mejor olvidar que es agua turbia
para hacerle esta pregunta a la conciencia:
"¿Por qué somos lo mismo que los cerdos,
que antes de tomar el agua la ensucian?"

S.B.

Boris Elkin (Argentina)

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