ELEGÍA LAMENTABLE
Desde este mismo instante seremos dos extraños
por estos pocos días, quién sabe cuántos años...
Yo seré en tu recuerdo como un libro prohibido
-uno de esos que nadie confiesa haber leído-
Y así, mañana, al vernos en la calle, al acaso,
tú bajarás los ojos y apretarás el paso,
y yo, discretamente, me cambiaré de acera,
o encenderé un cigarro, como si no te viera...
Seremos dos extraños desde este mismo instante.
Y pasarán los meses, y tendrás otro amante;
y como eres bonita, sentimental y fiel,
quizás, andando el tiempo, te casarás con él.
Y ya, más que un esposo, será como un amigo,
aunque le cuentes que has soñado conmigo,
y aunque, tras tu sonrisa, de mujer satisfecha,
se te empañen los ojos al llegar una fecha.
Acaso, cuando llueva, recordarás un día,
en que estuvimos juntos y en que también llovía.
Y quizás nunca más te pongas aquel traje
de terciopelo verde con adornos de encaje.
O harás un gesto mío, tal vez sin darte cuenta,
cuando doble tu almohada con mano soñolienta.
Y, domingo a domingo, cuando vayas a misa,
de tu casa a la iglesia perderás tu sonrisa.
¿Qué más puedo decirte? Serás la esposa honesta
Que abanica al marido cuando ronca la siesta;
tras fregar unos platos o tender unas camas,
te pasarás las noches sacando crucigramas...
Y así, años y años, hasta que, finalmente,
te morirás un día como toda la gente.
Y voces que aún no existen sollozarán tu nombre
y cerrarán tus ojos los hijos de otro hombre.
S.B.
José Angel Buesa (Cuba)
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