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martes, 23 de septiembre de 2014

RIMAS DE BÉCQUER.




XCI

Apoyando mi frente calurosa
En el frío cristal de la ventana,
En el silencio de la obscura noche
De tu balcón mis ojos no apartaba.

En medio de la sombra misteriosa Su vidriera lucía iluminada,
Dejando que mi vista penetrase
En el puro santuario de su estancia.

Pálido como el mármol el semblante,
La blonda cabellera destrenzada,
Acariciando sus sedosas ondas
Sus hombros de alabastro y su garganta.
Mis ojos la veían, y mis ojos,
Al verla tan hermosa, se turbaban.

Mirábase al espejo: dulcemente
Sonreía a su bella imagen lánguida,
Y sus mudas lisonjas al espejo
Con un beso dulcísimo pagaba...

Más la luz se apagó; la visión pura
Desvanecióse como sombra vana,
Y dormido quedé, dándome celos
El cristal que su boca acariciara.


Adolfo Bécquer.

S.B.




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