PERO MÁS DULCE
Ante la imagen de Jesús rezaba
con místico fervor mi devoción,
cuando cerca de mi pasó una hermana,
casi rozando con mi corazón.
El demonio bíblico y maldito
me hizo, ¡Dios mío!, profanar mi rezo,
corrí tras ella, la alcancé y la vida
la vida toda se la di en un beso.
Cuando a mi puesto volví con Judas,
con la cabeza baja avergonzado,
el buen Jesús me dijo con ternura:
"Dale otro beso... que eso no es pecado"
Obedeciendo a Jesús prolijo
corrí tras ella, la volví a alcanzar,
y al agarrarla me gritó: "¡Bandido!"
Pero más dulce la volví a besar...
CARLOS BORGES (VENEZUELA)
S.B.
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