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viernes, 25 de marzo de 2016

POEMA: Emilio Carrere



SONETILLO


Yo soñaba con la gloria
cuando tenía tu amor;
por una sombra ilusoria
dejé tus labios en flor.

Tu ingenua voz cristalina
cantaba en mi corazón
y volaba la divina
alondra de mi ilusión.

Desde aquella hora florida
pasó ya... ¡Más de una vida!
¡Dulces memorias saudosas!

que hoy aumentáis mi sufrir!
¿Por qué no poder vivir
dos veces las mismas cosas?

S:B:

Emilio Carrere (Español)

POEMA: Evaristo Carriego.



TU SECRETO


¡De todo te olvidas! Anoche dejaste
aquí sobre el piano, que ya jamás tocas,
un poco de tu alma de muchacha enferma:
un libro, vedado, de tiernas memorias.

Íntimas memorias. Yo lo abrí al descuido,
y supe, sonriendo, tu pena más honda,
el dulce secreto que no diré a nadie:
a nadie interesa saber que me nombras.

...Ven, llévate el libro, distraída, llena
de luz y de ensueño. Romántica loca...
¡Dejar tus amores ahí sobre el piano!
... De todo te olvidas, cabeza de novia!


S.B.


Evaristo Carriego (Argentina)

POEMA: César Casas Medina.



SOLO TU


Amor como este amor nunca he sentido;
como a ti como a nadie quise;
yo todos los amores los deshice
para quererte a ti. En el olvido.

hundí mis otros sueños, vanos sueños;
naufragué mi espejismo y mi quimera,
y un milagro floral de primavera
despertó para ti de mis ensueños.

Olvidé lo pasado, con un velo
de densa bruma de mi despedida
al barco triste que llevó mi vida
sobre el piélago amargo del recelo.

Ahora sólo tú, gentil amada,
perfumas en mi senda aridecida,
y la luz de tu lámpara encendida
ilumina mi ruta. Ahora, nada
desviará mi camino, ni mi paso
tendrá vacilaciones, ni mi ensueño
se tornará en maléfico beleño
bajo el ala marchita del ocaso.

Tan sólo tú, gentil amada mía,
le has tenido cariño a mi cariño,
y soy por eso ahora como un niño
que te ofrece la voz de su alegría.
¡La alegría de vivir para quererte,
la alegría de vivir para adorarte,
sin el afán creciente de perderte
ni la triste certeza de olvidarte!

S.B.

César Casas Medina. (Colombia)

viernes, 18 de marzo de 2016

POEMA: Andrés Eloy Blanco.



LA QUE NO VUELVE


Ella fue el alma de mis viejos cantos:
yo la sentí muy cerca de mis penas;
santa fue mi pasión, mis versos santos,
 y ella fue sorda a las palabras buenas.

Ya nada encontrarán en las serenas
campiñas de la vida mis quebrantos,
porque algo dicen al bullir mis venas:
la vida es una sola... para tantos...

Cuando partió, la sed de mi esperanza
se fue tras su visión...; en lontananza
temblaba el eco vivo de mis ruegos...

y en la falsa quietud de mi reposo
solo vio mi cerebro doloroso
color de nada en mis ojos ciegos.


S.B.

Andrés Eloy Blanco (Venezuela)

POEMA: Andrés Eloy Blanco




GRACIAS


Gracias, mujer, tú que quisiste un poco.
Siguiendo otra visión, estaba loco;
nunca soñé tener cuanto me diste;
buscando otro placer, estaba triste...

En mi espejismo nunca llegué a verte,
ni te sentí, ni te soñé siquiera;
pero así es el amor, como la muerte,
que cuando va a llegar nadie la espera.

Buscaba otra mujer, y del follaje
surgiste tú, integral en mi vacío.
Así vamos, sedientos, en un viaje,
y en pleno viaje nos detiene un río.

Tomo un beso, otro beso, hasta con llanto
voy pagando el amor que te debía.
Gracias mujer, que me has querido tanto...
Pero no es esto lo que yo quería...


S.B.

Andrés Eloy Blanco.(Venezolano)

POEMA : Andrés Eloy Blanco.




COLOQUIO BAJO LA PALMA.


Lo que hay que ser es mejor
y no decir que se es bueno
ni que se es malo,
lo que hay que hacer es amar
lo libre en el ser humano,
lo que hay que hacer es saber,
alumbrarse ojos y manos
y corazón y cabeza
y después ir alumbrando.

Lo que hay que hacer es dar más
sin decir lo que se ha dado,
lo que hay que dar es un modo
de no tener demasiado
y un modo de que otros tengan
su modo de tener algo,
trabajo es lo que hay que dar
y su valor al trabajo
y al que trabaja en la fábrica
y al que trabaja en el campo,
y al que trabaja en la mina
y al que trabaja en el barco,
lo que hay que darles es todo,
luz y sangre, voz y manos,
y la paz y la alegría
que han de tener aquí abajo,
que para las de allá arriba,
no hay por qué apurarse tanto
si ha de ser disposición
de Dios para el hombre honrado
darle tierra al darlo a luz,
darle luz al enterrado.

Por eso quiero, hijo mío,
que te des a tus hermanos,
que para su bien`pelees
y nunca te estés aislado;
bruto y amado del mundo
te prefiero a solo y sabio.

A Dios que me dé tormentos,
a Dios queme dé quebrantos,
pero que no me dé un hijo
de corazón solitario.


S.B.

Andrés Eloy Blanco (Venezuela)

Poema: Andrés Eloy Blanco



EL DULCE MAL

Vuelvo mis ojos a mi propia historia.
Sueños, más sueños y más sueños...; gloria,
más gloria...; odio...; un ruiseñor huyendo...,
y asómbrame no ver en toda ella
ni un rasgo, ni un esbozo, ni una huella
del dulce mal con que me estoy muriendo.

Torno a mirar hacia el camino andado...
mi marcha fue una marcha de soldado,
con paso vencedor, a todo estruendo;
mi alegría, una bárbara alegría...,
y en nada está la sombra todavía
del dulce mal con que me estoy muriendo.

Surgió una cumbre frente a mí;quisieron
otros mil coronarla y no pudieron;
Sólo yo quedé arriba, sonriendo,
 y allí, suelta la voz, tendido el brazo,
nunca sentí ni el leve picotazo
del dulce mal con que me estoy muriendo.

Volví la frente hacia el más bello ocaso...
Mil bravos se rindieron al fracaso,
más yo fui vencedor del mal tremendo;
fui gloria empurpurada y vespertina,
sin presentir la marcha clandestina
del dulce mal con que me estoy muriendo.

Fuerzas y potestades me sitiaron,
y prueba sobre prueba acorralaron
mi fe, que ni la cambio ni la vendo,
y yo les vi marchar con su despecho,
feliz, sin presentir nada en mi pecho
del dulce mal con que me estoy muriendo.

Mujeres..., por mi gloria y por mis luchas,
en muchas partes se me dieron muchas,
y en todas partes me dormí queriendo,
y en la mañana hacia otro amor seguía;
pero en ninguno el dardo presentía
del dulce mal con que me estoy muriendo.

Y un día fue la torpe circunstancia
de quedarnos a solas en la estancia,
leyendo juntos, sin estar leyendo;
mirarnos en los ojos, sin malicia,
y quedarnos después con la delicia
del dulce mal con que me estoy muriendo.


S.B.

Andrés Eloy Blanco.(Venezuela)


domingo, 13 de marzo de 2016

POEMA:Luis Eduardo Barrios.




ENSUEÑO

Tienes la seducción de lo imposible,
una gracia tan fina que enamora,
una boca fragante y seductora
y el mirar como diosa... inmarcesible...

Tienes tantos hechizos y hermosura
que, viendo tu figura, me parece
el junco ribereño cuando crece
a orillas del Arauca en la llanura...

Eres cual sombra fresca del camino,
cual descanso que anhela el peregrino,
cual rima que hace falta en mi terceto...

por tener ese encanto soberano,
tú debiste nacer en nuestro llano
y deberían ser coplas... mi soneto...

POEMA: Gustavo Adolfo Bécquer.



VOLVERÁN LAS OSCURAS GOLONDRINAS.


Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar,
y otra vez con el ala a tus cristales
jugando llamarán.

Pero aquellas que el vuelo refrenaban
tu hermosura y mi dicha al contemplar,
aquellas que aprendieron, nuestros nombres...
Esas... ¡no volverán!...

Volverán las tupidas madreselvas
de tu jardín las tapias a escalar,
y otra vez a la tarde, aún más hermosas,
sus flores se abrirán.

Pero aquellas cuajadas de rocío,
cuyas gotas mirábamos temblar
y caer, como lágrimas del día...
Esas... ¡no volverán!...

Volverán del amor en tus oídos
las palabras ardientes a sonar;
tu corazón de su profundo sueño
tal vez despertará...

Pero mudo, y absorto, y de rodillas,
como se adora a Dios ante su altar;
como yo te he querido... desengáñate,
¡así no te querrán!...


S.B.


Gustavo Adolfo Bécquer. (Español)

POEMA:Clementina Arderiu




CANCIÓN DE LA BELLA CONFIANZA



Al amigo le he dado
todas las llaves,
tengo todas las suyas
y hacemos las paces.
Pero queda una cámara,
en lo profundo,
donde entrar no podríamos
ni unos segundos.
Tantas fuerzas ocultas,
sueños fugaces,
corren allá a esconderse
a cada instante.
Espiar fuera inútil,
aunque quisiera;
heriría el barullo
más que una piedra.
Que nos baste una sombra,
un eco, un son.
Que se arregle él sus cuentas,
como hago yo.


S.B.

Clementina Arderiu. (Española)

POEMA:Gustavo Arévalo Pacheco.




AMOR  FUGAZ


Fue su amor tan fugaz... Sólo un momento,
sin mimos, sin pasión, sin falsedad...,
un latido arrancado del tormento
y perdido en oscura inmensidad.

Fue su amor tan fugaz... Sólo un momento;
nunca tuve su mano aprisionada;
fue como pluma que se lleva el viento
a través del espacio y de la nada.

Fue su amor tan fugaz... Sólo un momento
nunca pude su dicha contemplar...;
un susurro sin luz y sin aliento
cual despedida me dejó al marchar.

Fue su amor tan fugaz... Sólo un momento;
como ave aventurada hacia el azar,
como el viajero que llegó sediento
y posó su mirada sobre el mar.

Fue su amor tan fugaz... Sólo un momento;
su dulzura el silencio evaporó,
"como gota esparcida al firmamento:
diáfana gasa del amor pasó".

Fue su amor tan fugaz... Sólo un momento;
su fragancia en la brisa se esfumó;
sólo en mi pecho reflejó un lamento...
del ensueño febril que naufragó.

Fue su amor tan fugaz... Sólo un momento,
porque el destino nos cruzó a los dos,
como transcurre el siglo de un momento
cuando lo empaña el vaho de un adiós.


S.B.


Gustavo Arévalo Pacheco (Venezuela)

sábado, 12 de marzo de 2016

Poema: Gustavo Adolfo Bécquer.




CERRARON  SUS  OJOS.


Cerraron sus ojos
 que aún tenía abiertos;
taparon su cara
con un  blanco lienzo ;
y unos sollozando,
otros en silencio,
de la triste alcoba
todos se salieron.

La luz que en un vaso
ardía en el suelo,
al muro arrojaba
la sombra del lecho;
y entre aquella sombra
veíase a intervalos
dibujarse rígida
la forma del cuerpo.

Despertaba el día,
y a su albor primero
con sus mil ruidos
despertaba el pueblo.
Ante aquel contraste
de vida y misterios,
de luz y tinieblas,
medité un momento;
"¡Dios mío, qué solos
se quedan los muertos!..."

De la casa en hombros
lleváronla al templo
y en una capilla
dejaron el féretro.
Allí rodearon
sus pálidos restos
de amarillas velas
y de paños negros.

Al dar de las ánimas
el toque postrero,
acabó una vieja
sus últimos rezos;
cruzó la ancha nave,
las puertas gimieron,
y el santo recinto
quedóse desierto.

De un reloj se oía
compasado péndulo
y de algunos cirios
el chisporroteo.
Tan medroso y triste,
tan oscuro y yerto
todo se encontraba...
que pensé un momento:
"¡Dios mío, qué solos
se quedan los muertos!..."

De la alta campana
la lengua de hierro
le dio, volteando,
su adiós lastimero.
El luto en las ropas,
amigos y deudos
cruzaron en fila,
formando el cortejo.

Del último asilo,
oscuro y estrecho,
abrió la piqueta
el nicho a un extremo.
Allí la acostaron,
tapáronla luego,
y con un saludo
despidióse el duelo.

La piqueta al hombro,
el sepulturero,
cantando entre dientes,
se perdió a lo lejos.
La noche se entraba;
reinaba el silencio;
perdido en las sombras
medité un momento:
"¡Dios mío, qué solos
se quedan los muertos!..."

En las largas noches
del helado invierno,
cuando las maderas
crujir hace el viento
y azota los vidrios
el fuerte aguacero,
de la pobre niña
a solas me acuerdo.

Allí cae la lluvia
con un son eterno;
allí la combate
el soplo del cierzo.
Del húmedo muro
tendida en el hueco,
acaso de frío
se hielan sus huesos...

... ... ... ... ... ... ... ... ... ... 

¿Vuelve el polvo al polvo?...
¿Vuelve el alma al cielo?...
¿Todo es vil materia,
podredumbre y cieno?...
No sé; pero pero hay algo
que explicar no puedo,
que al par nos infunde
repugnancia y miedo,
al dejar tan tristes,
¡tan solos los muertos!...



S.B

Gustavo Adolfo Bécquer (Español)