CUATRO DÉCIMAS EN GLOSA
Tus cabellos son las cuerdas
del arpa de mis antojos
y esclavos del alma mía
los dos negros de tus ojos... (Anónimo)
Te llevo en mi pensamiento
y, en cada verso que digo,
despierto sueño contigo;
dormido cerca te siento;
chismoso me dice el viento
que, aunque lejana te pierdas,
siempre mis besos recuerdas
que no te sienta perdida,
que en el cuatro de mi vida
tus cabellos son las cuerdas...
Cómo te voy a olvidar,
si llevo en mí tu sonrisa,
como el rumor de la brisa
que se adentra en el palmar;
si para poderme amar
tú quieres verme de hinojos,
dilo con tus labios rojos
con ese tono tan tuyo,
para que seas el murmullo
del arpa de mis antojos...
No nos debimos querer
y nos estamos queriendo
y vivimos padeciendo
pudiéndonos comprender;
Yo te he visto entristecer
junto a mi melancolía;
tú me has dado la alegría
con el fulgor de tus besos,
que quisiera hacerlos presos
y esclavos del alma mía...
Tus reproches son agravios
graciosos como en un niño;
pero es tuyo mi cariño
y han sido míos tus labios,
culpables son tus resabios
y tus graciosos enojos;
le han dado a mi vida abrojos
mientras yo te he idolatrado,
pues me tienen cautivado
los dos negros de tus ojos...
S.B.
Luis Eduardo Barrios (Venezuela)