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lunes, 29 de febrero de 2016

POEMA: Luis Eduardo Barrios (Venezolano)



CUATRO DÉCIMAS EN GLOSA

Tus cabellos son las cuerdas
del arpa de mis antojos
y esclavos del alma mía
los dos negros de tus ojos... (Anónimo)


Te llevo en mi pensamiento
y, en cada verso que digo,
despierto sueño contigo;
dormido cerca te siento;
chismoso me dice el viento
que, aunque lejana te pierdas,
siempre mis besos recuerdas
que no te sienta perdida,
que en el cuatro de mi vida
tus cabellos son las cuerdas...

Cómo te voy a olvidar,
si llevo en mí tu sonrisa,
como el rumor de la brisa
que se adentra en el palmar;
si para poderme amar
tú quieres verme de hinojos,
dilo con tus labios rojos
con ese tono tan tuyo,
para que seas el murmullo
del arpa de mis antojos...

No nos debimos querer
y nos estamos queriendo
y vivimos padeciendo
pudiéndonos comprender;
Yo te he visto entristecer
junto a mi melancolía;
tú me has dado la alegría
con el fulgor de tus besos,
que quisiera hacerlos presos
y esclavos del alma mía...

Tus reproches son agravios
graciosos como en un niño;
pero es tuyo mi cariño
y han sido míos tus labios,
culpables son tus resabios
y tus graciosos enojos;
le han dado a mi vida abrojos
mientras yo te he idolatrado,
pues me tienen cautivado
los dos negros de tus ojos...

S.B.

Luis Eduardo Barrios (Venezuela)

POEMA:Luis Eduardo Barrios (Venezuela)




AMOR


Mi voz llega hasta ti desde otro oído
palpitante de amor, aunque lejano;
nadie puede impedir que allá en mi arcano
yo sigo idolatrando lo perdido...

Yo he de besar tu boca cuando bese
otros labios que llenen tu vacío,
y volveré a sentir tu cuerpo mío
en cualquier otro talle que yo aprese...

Y tú... ¿qué has de sentir cuando otra fase
con vibrante emoción de amor te abrace,
musitada en palabras de otro hombre?

Evocarás mi amor sincero y puro
-el amor de los dos- ¡yo te lo juro!
y morderás tus labios con mi nombre...


S.B.

Luis Eduardo Barrios (Venezuela)

Amarse a uno mismo ~ Osho

Canción de Vida ~ Osho

Canción de la Vida Profunda

jueves, 25 de febrero de 2016

POEMA: Jacinto Añez (Colombiano)



BELLEZA  NEGRA

De la luz que en tu espíritu fulgura
la noche de tu piel tiene las huellas,
y se abren de esa noche en la negrura
tus grandes ojos como dos estrellas.

Corza herida, la gracia en que descuellas
derrama efluvios de indecible albura,
y con todo el pudor de sus querellas
se escurre de tu sombra en la espesura.

Quemó tu sol interno en un derroche
de luz tu piel, y si alguien te importuna,
cuando afligida sueltas, como una

virgen rehén, de tu mirada el broche,
una vertiente pálida de luna
baña la negra seda de tu noche.



S.B.

Jacinto Añez (Colombia) 

POEMA: Anónimo (Del Romancero español)



AQUEL MONTE ARRIBA VA.


Aquel monte arriba va
un pastorcillo llorando
de tanto como lloraba
el gabán lleva mojado.
- Si me muero deste mal,
no me entierren en sagrado;
fáganlo en un praderío
donde non pace ganado;
dejen mi caballo fuera,
bien peinado y bien rizado,
para que diga quien pase:
"Aquí murió un desgraciado".
Por allí pasan tres damas,
todas tres pasan llorando,
Una dijo: "¡Adiós, mi primo!"
Otra dijo: "¡Adios, mi hermano!"
La más chiquita de todas
dijo:"¡Adiós, mi enamorado!"


S.B.

Anónimo.







A JESÚS CRUCIFICADO


 No me mueve, mi Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.


Tú me mueves, Señor, muéveme; el verte
clavado en una cruz y escarnecido;
méveme ver tu cuerpo tan herido;
muévenme tus afrentas y tu muerte.


Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera
que, aunque no hubiera cielo, yo te amara.
Y aunque no hubiera infierno, te temiera.


No me tienes que dar porque te quiera;
pues aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.

S.B.

Anónimo.-




                                  SEMANA SANTA 2016


lunes, 1 de febrero de 2016

POEMA: Dionisio Aymara.



POSESIÓN DE LA TIERRA

He aquí la historia de la tiniebla
y de mi ardiente posesión de la tierra.

Una batalla,
un golpe duro contra mí mismo,
unas sílabas desgarradas
bajo la noche cruzada de relámpagos.

De mi memoria salen rostros
lluviosos,
peces de luto, barcos ciegos,
suburbios junto al mar,
calles con una luz al fondo
y estatuas de ceniza.

He aquí mi viaje alucinado
bajo la luz terrestre.

En los grandes círculos de amor crece mi canto
y alza
sus brazos puros de eternidad,
su fuego de cólera y ternura.

He aquí mi voz de barro y fuego airados,
mi corazón sobre la tierra.


S.B.


Dionisio Aymara.

POESÍA: Dionisio Aymara.



NO SOY YO SOLO


Pero no soy
yo sólo
quien inclina la frente
bajo el peso de sus propias imágenes.

No soy yo solamente
quien calla
junto a la vida.

Tú también
en tus hombros, donde se abren
y cierran
los labios de la luna
sostienes la arquitectura del silencio,
las nubes
de la pasión, el lento cielo
del olvido.

No soy yo sólo
el ávido, el alucinado.

No soy yo sólo. Tú también,
bajo el fuego nocturno,
te embriagas con un zumo de inmensidad serena
cuyas ciegas fascinaciones no conoces.-

S.B.

Dionisio Aymara



POEMA: Antonio Arraiz.



PARÁBOLA DE LA MADRE


La madre es una sombra.
¿Lo sabes?
La madre es una sombra acostada a los pies.

Al alba,
Cuando la luz dorada apenas ilumina
una criatura aún endeble y vacilante, la sombra que acaricia sus pies
es larga inmensamente.
Y a cada vacilante traspiés de la criatura,
con zozobra mortal
la sombra se estremece.
  
Luego el sol va subiendo. El niño se hace hombre.
La sombra se acurruca a sus pies.
Se diría
que la vida de la una se trasfunde en el otro
y se agota la madre mientras el hijo crece.

Cuando el sol brilla en el cenit para el héroe,
erguido en la extensa planicie que le adula,
exigua, humilde, pobre,
nadie observa la sombra achicada a sus pies.

Pero a veces también la luz, la vida, el sol,
las sonrisas de dicha se abaten al ocaso.
El soplo formidable enflaquece.
La cabeza del héroe,
la cabeza robusta que coronaron rosas,
desmaya mudamente, exangûe de voluntad.

La sombra imperceptible que nadie tomó en cuenta,
en una exaltación desesperada
se hace de nuevo enorme, se envuelve sobre el hijo,
se hincha y vivifica, fiera, rabiosa y trágica.
Y cuando el héroe muere la sombra se hace noche.

S.B.

Antonio Arráiz