RIMA LVIII
Me ha herido recatándose en las sombras,
Sellando con un beso su traición,
Los brazos me echó al cuello y por la espalda
Partióme a sangre fría el corazón.
Y ella prosigue alegre su camino,
Feliz, risueña, impávida; ¿por qué?
Porque no brota sangre de la herida...
¡Porque el muerto está en pie!
GUSTAVO A. BÉCQUER.
S.B.
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