A 30 de Septiembre de 1850.- Las relaciones del pensamiento con la acción, me han preocupado mucho al despertar hoy, y esta fórmula extraña y seminocturna me hace sonreír. La acción es sólo el pensamiento condensado, concreto ya, oscuro, inconsciente. Me parece que nuestros menores actos, como dormir, andar, comer, etc., son la condensación de una multitud de verdades y de pensamientos, y que la riqueza de ideas que se escapan está en razón directa de la vulgaridad del acto (como el sueño, que es más activo mientras más profundamente dormimos). El misterio nos asedia, y justamente lo que vemos y hacemos todos los días es lo que oculta la mayor suma de misterios. Por medio de la espontaneidad, reproducimos analógicamente la obra de la creación; si lo hacemos inconscientemente, es un acto simple; si de un modo consciente, es el acto inteligente y moral. En el fondo, esto es la sentencia de Hegel; pero jamás me había parecido más evidente y más palpable. Todo lo que hacemos es pensamiento, pero no pensamiento consciente e individual. La inteligencia humana es la conciencia del ser. Es lo que yo formulé hace tiempo de este modo: "Todo es símbolo de símbolo. ¿Y símbolo de qué? Del espíritu.(...)
-"Diario Íntimo"- Enrique Amiel - Pág.9.
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