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lunes, 21 de julio de 2014

DIARIO ÍNTIMO (Enrique Federico Amiel)







A 27 de Mayo de 1849.- Ser desconocido hasta para los que amamos, he ahí la copa de amargura y la cruz de la vida. Esto es lo que pone en los labios de los hombres superiores una sonrisa dolorosa y triste, que nos admira. Esta prueba es lo más cruel que se reserva a los hombres abnegados; ella fue la que debió de martirizar más a menudo el corazón del Hijo del Hombre; y si Dios supiera sufrir, sería la más honda herida que día tras día recibiera de nosotros. Él también, Él, sobretodo, es el gran desconocido,el soberanamente incomprendido. ¡Ay! No cansarse, no enfriarse, ser paciente, simpático, benévolo, estar pendiente de la flor que nace y del corazón que se abre siempre esperando, como Dios, y siempre amando: he ahí lo que es el deber.


<<El deber tiene la virtud de hacernos sentir la realidad del mundo positivo, despegándonos al mismo tiempo de él.>>





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