Diario ÍNTIMO
A 10 de Noviembre de 1852: ¡Cuánto tenemos que aprender de los griegos, esos antepasados inmortales! ¡Y cuánto mejor que nosotros! , pero cultivaron y ennoblecieron al hombre que conocían. Desde mil puntos de vista, somos frente a ellos unos bárbaros, como me lo decía Béranger, suspirando, en 1843. Bárbaros en educación, en elocuencia, en vida pública, en poesía, en materia de arte, etc. Necesitamos millones de hombres para producir algunos verdaderamente notables, en Grecia podían lograr eso con un millar. Si juzgamos de una civilización por el número de hombres completos que produce, nos hallamos todavía muy lejos del pueblo modelo.Los esclavos no están debajo de nuestro nivel, sino entre nosotros. La barbarie ya no está en nuestras fronteras, sino que vive con nosotros en la intimidad. Llevamos dentro de nosotros muchas cosas más grandes, pero somos más pequeños. Es un resultado extravagante; la civilización subjetiva, muy al contrario de su deseo y su misión, ha creado hombres mezquinos e incompletos. Las cosas llegan a la majestad y el hombre disminuye. ¿Por qué)