A 20 de septiembre de 1864.-
Volví dos horas en compañía de una alma hermosa, la de Eugenia de Gerin, la pidosa heroína del amor fraternal. ¡Cuántos pensamientos, sentimientos y dolores en ese Diario de seis años! ¡Cómo nos hace soñar, reflexionar y vivir! Me produce una impresión nostálgica, poco mueve el corazón no sabemos por qué. Volví a ver algo como senderos lejanos y escapes de juventud; oía voces confusas, ecos de mi pasado. Me hallaba envuelto por una atmósfera de pereza, de melancolía y de piedad donde resurgían miles de recuerdos de una antigua existencia, con formas indefinibles y fantásticas como las sombras fugitivas de un sueño al despertar. Todo eso gira en tormo del lector sorprendido.
SB
Enrique Federico Amiel -
No hay comentarios.:
Publicar un comentario