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sábado, 23 de abril de 2016

POEMA: César Díaz Martinez



TÚ ME GUSTAS TOTAL, ENTERA Y TODA


Tú me gustas total, entera y toda,
no por el fuego de tu pelo húmedo,
ni por tus senos de canela tibia,
ni el pecado del ritmo de tu cadera.

Tú me gustas total, entera y  toda,
no por tu boca tan intacta al beso,
ni por las llamaradas de tu carne
que se está calcinando entre tus venas.

Tú me gustas total, entera y toda,
no porque eres mía y no me perteneces,
ni porque la envidia de los demás la siento
como si se tratase de mi propia envidia.

Tú me gustas total, entera y toda,
no porque me la pase junto a ti
bebiéndome tu aliento, ni rumiando
los pedazos de tu amor que tú me tiras.

Tú me gustas total, entera y toda,
por ese olor a carne que tú tienes;
olor de carne de mujer que es tuyo,
porque nadie más huele así en la tierra.

Tú me gustas total, entera y toda,
porque ese olor es tuyo y lo encontré para mí.


S.B.

César Díaz Martinez (Venezuela)

viernes, 22 de abril de 2016

POEMA:José Angel Buesa.



ELEGÍA LAMENTABLE


Desde este mismo instante seremos dos extraños
por estos pocos días, quién sabe cuántos años...
Yo seré en tu recuerdo como un libro prohibido
-uno de esos que nadie confiesa haber leído-
Y así, mañana, al vernos en la calle, al acaso,
tú bajarás los ojos y apretarás el paso,
y yo, discretamente, me cambiaré de acera,
o encenderé un cigarro, como si no te viera...

Seremos dos extraños desde este mismo instante.
Y pasarán los meses, y tendrás otro amante;
y como eres bonita, sentimental y fiel,
quizás, andando el tiempo, te casarás con él.
Y ya, más que un esposo, será como un amigo,
aunque le cuentes que has soñado conmigo,
y aunque, tras tu sonrisa, de mujer satisfecha,
se te empañen los ojos al llegar una fecha.

Acaso, cuando llueva, recordarás un día, 
en que estuvimos juntos y en que también llovía.
Y quizás nunca más te pongas aquel traje
de terciopelo verde con adornos de encaje.
O harás un gesto mío, tal vez sin darte cuenta,
cuando doble tu almohada con mano soñolienta.
Y, domingo a domingo, cuando vayas a misa,
de tu casa a la iglesia perderás tu sonrisa.

¿Qué más puedo decirte? Serás la esposa honesta
Que abanica al marido cuando ronca la siesta;
tras fregar unos platos o tender unas camas,
te pasarás las noches sacando crucigramas...

Y así, años y años, hasta que, finalmente,
te morirás un día como toda la gente.
Y voces que aún no existen sollozarán tu nombre
y cerrarán tus ojos los hijos de otro hombre.


S.B.

José Angel Buesa (Cuba) 

POEMA: José Angel Buesa.



EL PEQUEÑO DOLOR

Mi dolor es pequeño,
pero aún así bendigo este dolor,
que es como no soñar después de un sueño,
o es como abrir un libro y encontrar una flor.

Déjame que bendiga
mi pequeño dolor,
que no sabe crecer como la espiga, 
porque la espiga crece sin amor.

Y déjame cuidar como una rosa
este dolor que nace porque sí,
este dolor pequeño, que es la única cosa
que me queda de tí.


S.B.

José Angel Buesa (Cuba)

POEMA: José Angel Buesa



CON LA SIMPLE PALABRA

Con la simple palabra de hablar todos los días,
que es tan noble que nunca llegará a ser vulgar,
voy diciendo estas cosas que casi no son mías,
así como las playas casi no son del mar.

Con la simple palabra con que se cuenta un cuento,
que es la vejez eterna de la eterna niñez, 
la ilusión, como un árbol que se deshoja al viento,
muere con la esperanza de nacer otra vez.

Con la simple palabra te ofrezco lo que ofreces,
amor que apenas llega cuando te has ido ya.
Quien perfuma una rosa se equivoca dos veces,
pues la rosa se seca y el perfume se va.

Con la simple palabra que arde en su propio fuego,
siento que en mí es orgullo lo que en otro es desdén.
Las estrellas no existen en las noches del ciego,
pero, aunque él no lo sepa, lo iluminan también.

Y así, como un arroyo que se convierte en río
y en cada cascada se purifica más,
voy cantando este canto tan ajeno y tan mío,
con la simple palabra que no muere jamás.

S.B.


José Angel Buesa (Cuba)

jueves, 21 de abril de 2016

POEMA: ANDRÉS ELOY BLANCO



<< EL REGRESO DE LA MADRE>>


Cuando falte a mis hombros, madre mía, la fuerza;
Cuando cerca del surco donde se siembren llegue;
cuando ya hasta el más leve remolino me tuerza
y hasta el peso del alma me doblegue...,
tu recuerdo, ese fardo de diamante,
seguirá siempre firme sobre mis hombros muertos,
¡porque en todas mis penas Amor es un gigante
y el cariño es un Hércules con los brazos abiertos!

Cada vez que a mi paso los humanos
dolores arrojaron su venablo ofensivo,
se interpuso veloz, sobre tus manos,
tu corazón, como un escudo vivo.

¡Qué mal me han hecho, madre, otros afectos!
Me llenaron los brazos de goces imperfectos;
cada boca de amante fue lengua ponzoñosa;
una fue mi ladrona y otra fue mi asesina;
yo les di de lo mío mucho más de la rosa,
¡pero ellas no pasaron más allá de la espina!

Lejos de ti, mil veces
busqué en ajenos labios el manantial de vida;
el amor que me dieron lo devolví con creces,
y por tantas heridas no devolví una herida.

Y fue porque no supe que en ti estaba la blanca fuente, el cauce divino,
el afluente de amores cuyo origen arranca
del hueco de las manos que Dios tiende al destino.
Vuelvo a ti. Ya no quiero
sino el raudal templado del amor verdadero.
No más que aquel tumulto
de pasión transitoria de falaces querellas,
que ante tu amor perenne tienen baldón de insulto,
¡como un escopetazo lanzado a las estrellas!

Y encuentro en tu cariño más goce y más regalo;
él es la luz que nunca se refracta en el prisma...
Si Cristo fuera malo,
su madre, más humana, fuera siempre la misma.
Todas son una sola, para el dolor desnudas;
son iguales la madre de Cristo y la de Judas,
¡porque ambas están hechas de pulpa milagrosa!

Madre, como la tierra, generoso y eterno,
guarda tu vientre vivas sementeras;
arrecien los dolores en cada nuevo invierno...
Tú los devolverás en primaveras.

Madre, en este coloquio feliz de mi regreso
dos cielos bendigamos:
la patria, donde nuestro corazón está preso;
la madre, que es la patria que primero habitamos

Y déjame dormir sobre tu traje,
sobre tu vientre, escena de mi primera aurora, para soñar que voy por un ramaje
donde se oculta un nido con un pichón que llora...

S.B.

Andrés Eloy Blanco (Venezuela)

miércoles, 13 de abril de 2016

POEMA:José Angel Buesa



POEMA DEL DESENCANTO

Y comenzamos juntos un viaje hacia la aurora,
como dos fugitivos de la misma condena.
 Lo que ignoraba entonces no he de callarlo ahora:
 No valías la pena.

Ya llegaba el otoño y ardía el mediodía.
Sentí sed. Vi tu copa. Pensé que estaba llena;
pero acerqué mis labios y la encontré vacía.
No valías la pena.

Te di a guardar un sueño, pero tú lo perdiste,
o acaso abrí mis surcos en la llanura ajena.
Es triste, pero es cierto. Por ser tan cierto, es triste.
No valías la pena.

Fuiste el amor furtivo que va de lecho en lecho
y el eslabón amable que es más que una cadena.
Pero hoy puedo decirte, sin rencor, ni despecho.
No valías la pena.

Me alegré con tu risa, me apené por tu llanto,
sin pensar que eres mala ni creer que eras buena.
Te canté mis canciones, y, a pesar de mi canto,
no valía la pena.

Me queda el desencanto del que enturbió una fuente,
o acaso el desaliento del que sembró en la arena.
Pero yo no te culpo. Te digo, simplemente.
No valías la pena.

S.B.


José Angel Buesa

POEMA: José Angel Buesa.



POEMA DE LA ESPERA

Yo sé que tu eres de otro, y, a pesar de eso, espero.
Y espero sonriente, porque yo sé que un día,
como en amor el último vale más que el primero,
¡tú tendrás que ser mía!

Yo sé que tú eres de otro, pero eso no me importa,
poque nada es de nadie si hay alguien que lo ansía,
y mi amor es tan largo, y la vida es tan corta,
¡que tendrás que ser mía!

Yo sé que tú eres de otro, pero la sed se sacia
solamente en el fondo de la copa vacía;
y como la paciencia puede más que la audacia,
¡tú tendrás que ser mía!.

Por eso, en lo profundo de mis sueños despiertos,
yo seguiré esperando, porque sé que algún día
buscarás el refugio de mis brazos abiertos
¡y tendrás que ser mía!


S.B

José Angel Buesa (Cubano)

POEMA: José Angel Buesa.



POEMA DE LA DESPEDIDA.

Te  digo adiós, y acaso, te quiero todavía.
Quizá no he de olvidarte, pero te digo adiós.
No sé si me quisiste... No sé si te quería...
O tal vez nos quisimos demasiado los dos.

Este cariño triste, y apasionado, y loco,
me lo sembré en el alma para quererte a ti.
No sé si te amé mucho... No sé si te amé poco.
Pero sí sé que nunca volver´ça a amar así.

Me queda tu sonrisa dormida en mi recuerdo,
y el corazón me dice que no te olvidaré;
pero, al quedarme solo, sabiendo que te pierdo,
tal vez empiezo a amarte como jamás te amé.

Te digo adiós, y acaso con esta despedida
mi más hermoso sueño muere dentro de mí...
Pero te digo adiós para toda la vida,
aunque toda la vida siga pensando en ti.


José Angel Buesa.


S.B.






POEMA: José Angel Buesa.



POEMA DE LAS COSAS

Quizás, estando sola, de noche, en tu aposento,
oirás que alguien te llama, sin que tú sepas quién;
y aprenderás entonces que hay cosas, como el viento,
que existen ciertamente, pero que no se ven.

Y también es posible que una tarde de hastío,
como florece un surco, te renazca un afán;
y aprenderás entonces que hay cosas, como el río,
que se están yendo siempre, pero que no se van.

O, al cruzar una calle, tu corazón risueño
recordará una pena que no tuviste ayer;
y aprenderás entonces que hay cosas, como el sueño,
cosas que nunca han sido, pero que pueden ser.

Por más que tú prefieras ignorar estas cosas,
sabrás por qué suspiras oyendo una canción;
y aprenderás entonces que hay cosas, como rosas,
cosas que son hermosas sin saber que lo son.

Y una tarde cualquiera sentirás que te has ido,
y un soplo de ceniza secará tu jardín;
y aprenderás entonces que el tiempo y el olvido
son las únicas cosas que nunca tienen fin. 


S.B.

José Angel Buesa. (Cuba)