<<LA IMPOSIBLE>>
¡Oh la amada imposible!, la lejana,
la que incansable adora mi idealismo,
la que llevo en el fondo de mí mismo
y más remota está cada mañana.
Una tarde en mi senda, la esperada
apareció, la esperada
apareció de pronto luminosa,
y el alma se me abrió como una rosa
bajo el limpio fulgor de su mirada.
Todo lo blanco que en mi ser florece
se lo ofrecí en la copa del ensueño,
y los versos de amor se me morían
en la indecible angustia de la espera.
Mis versos, mi cariño, ni terneza,
alfombraron el paso de la amada...,
y en su vida mi amor fue una alborada,
y en mi vida su amor fue una tristeza.
Yo guardo todas las fragancias de ella,
cual el recuerdo de la esencia un pomo...,
y en mí la tengo recogida como
recoge un charco el oro de una estrella.
¡Oh la amada imposible, la lejana,
que la hoguera encendió de mi idealismo...;
aunque irradia en el fondo de mí mismo,
más distante la veo cada mañana!
César Casas Medina (Colombiano)
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