AHORA
Eramos como dos pequeños reyes en el mundo de nuestro corazón.
Nuestras ideas eran como tigres recientes.
Nuestro dolor era así también: como un reciente tigre frente a la vida.
(No he querido decirte que el otro día fui a pedir empleo,
esperaba darte una sorpresa)
Fui a pedir empleo.
Fui a pedir crédito en un banco.
Fui buscando un piso donde pudiéramos vivir.
Soñar,
hacer realidad tangible este reino de amor que se nos derrumba adentro.
Pero las ventanillas de los Bancos;
pero las antesalas de los Directores de Empresa;
pero los corredores de pisos baratos;
todo ese mundo horrible,
toda esa vida historiada en instancias y pólizas,
todo me dijo que éramos ruines,
que éramos pequeños,
que éramos miserables.
Y yo no tuve valor para hablarles del hijo que esperábamos.
Y yo no quise decirles que esperábamos un hijo,
a quien llamaríamos Teresa o Manuel...
Porque cómo hablarles de nuestros sueños,
cómo decirles que un pájaro, una flor, una hierba pisada
a quien un día miramos enternecidos...
Con qué palabras decirlo para que nos comprendiesen.
(Un pájaro, una flor, una hierba pisada...)
Y yo no quise hablarles del hijo que esperábamos,
porque, ¡cómo hablarles de tantas cosas
si ellos desconocen ese reino mágico que se llama amor!
Manuel Arce
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