REMEMBER
Pon, cuando muera, sobre mi féretro
aquel ramito de flores pálidas,
de altos jazmines y de miosótides
que hallé-¿ recuerdas?- en tu ventana.
Rayo de luna sobre las flores,
blanco nenúfar sobre las aguas,
¿por qué me envuelves en tu caricia
y con tu aroma por qué me embriagas?
Tu imagen cruza por mis ensueños
cual esas nubes de ópalo y grana
que por la fúlgida región del cielo
como los cisnes volando pasan.
En la penumbra de los salones
te vi -¿recuerdas?- como las hadas,
toda de blanco como los lirios,
como los lirios de las montañas.
¿Quién al mirarte no fue tu esclavo?
tu voz es trémula como las arpas,
tu paso es rítmico, paso de diosa
que a son de lira mueve la planta.
Tu cabellera tiene reflejos
de sol poniente, fulgor de llamas;
es el cabello de las princesas,
de las sibilas y de las magas.
Y con tus ojos, ojos de náyade,
ojos que besan con la mirada...
¡Ay del que miran, ay del que besan
tus ojos verdes como esmeraldas!.
¡Oh, quien me diera ser tu poeta,
ser tu poeta de rimas áureas,
y por la noche tañer la guzla
en los jardines de Scheherazada!
S.B.
LEOPOLDO DÍAZ (ARGENTINA)